Por Cassiar o no por Cassiar


Llevaba unos días mirando la ruta sobre mi mapa y preguntándome: Porque no tomar otra ruta alternativa, mas aventurera después del Dempster. Como si el Cassier no fuera suficiente!

Aun no he comenzado este tramo de 720km de carretera que me llevara hacia el sur, por British Colombia. Quería tomar la línea rayada al sur de Dease Lake.

Me llevaría más al norte de Fort St. James en una carretera de balasto. Un tipo de atajo, por lo menos en kilómetros. Pero seguramente mas largo  si hablamos en términos de tiempo. Otro detalle es que se encuentra más próximo a la gran divisoria continental.

Me enteré de este camino después de Whitehorse, así que encontrar información sobre ella en internet no era muy fácil que digamos. Pero no me comedía en mencionar su potencial a Jörg y que posiblemente me retiraría del camino principal e continuaría solo si el no quisiera acompañarme.

Llegamos al cruce con el Cassiar Highway  el cuarto día después de haber salido de Whitehorse sobre el Alaska Highway. Ese mismo día entramos en British Colombia, 3 o 4 kilómetros después del cruce montamos nuestras carpas al lado de un lago.

Lo que veíamos travesando el Cassiar fue maravilloso! Primero un bosque que se había quemado el año pasado, donde plantas de magenta estaban floreciendo por todos lados. Después entramos en un bosque con un profundo olor húmedo a pinos. La carretera se culebreaba por las montañas, por encima de grandes valles y ríos donde el hombre moderno del final del siglo 19 había comenzado a buscar ese metal brillante.

Y todo eso solamente fue el primer día sobre el Cassiar. Por la noche nos quedamos al lado de una tienda de jade en Jade City, un sitio compuesto por esa misma tienda y dos otros edificios más que estaban abandonados. Max, un ruso-moldavo- newyorkeño que viaja desde Deadhorse, Alaska hacia Seattle se nos juntó esa noche. Solo se iba a quedar una noche con nosotros en Dease Lake, mientras que nosotros nos quedamos dos.

Un tipo de nombre Clayton era nuestra salvación en Dease Lake, The Cassiar “gran ciudad” con 400 de habitantes y el único supermercado razonable en el camino. La última ducha la tomamos hace 6 días en Whitehorse. El camping parecía un parking con cagaderos. En un momento un hombre pasó en su moto, gorra de beisbol y bigote, y yo le pregunte donde podríamos montar nuestra carpa sin molestar a nadie. Nos indico el campo de beisbol y nos hablo de una cafetería al otro lado de la ciudad donde tenían duchas.

Nuestra alegría por haber encontrado un sitio donde ducharnos murió rápidamente cuando la mujer con voz de fumadora y poca amabilidad nos quiso cobrar 10 dólares por cada uno. Y además que teníamos que tomarla dentro de los siguientes 15 minutos porque estaba a punto de cerrar. Estaba fuera de cuestión para nosotros pagar 10 dólares por tomar una ducha.

Mientras la mujer ya estaba cerrando la tienda, aunque aun había clientes sentados 15 minutos antes de la hora de cerrar, volvió a aparecer el tipo con la gorra y su moto. Le pregunte donde estaba el lago más cercano, ya haciéndonos la idea de volver a bañarnos de manera más convencional.

Nos invito venir a su terreno, donde tiene acceso a un lago y nos dejaría montar nuestra tienda de campaña. Finalmente mientras estábamos conversando, nos ofreció su techo y utilizar la ducha de su casa portable que había adquirido hace dos años.  Cocinamos para todos y pasamos una rebuena noche escuchando historias de la región, desde pescar salmones, que en este momento esta en su plena temporada, a caza de cérvido (moose) y como cocinar sus intestinos, ademas de esas historias de osos que se pasan el día alrededor de los campos de pesca. Osos de un tamaño, que dejan parecer a los osos que hemos visto nosotros a lo largo del camino como “teddy bears”.

Dease Lake también era el lugar donde buscar más información sobre ese trayecto que tenia en mente y mencionaba antes.

Primera parada domingo por la mañana al lado del negocio de una mujer que lleva una tienda de recuerdos y artesanía donde hay un letrero que indica: “información turística” Ahí encontramos un mapa del Spatsizi Plateau Provincial Park con el principio del camino llamado BC Rail Grade. Al sur del parque el mapa no mostraba nada y la mujer no nos supo decir más que ha habido erosión en esta área. Internet será una mejor fuente de información, pensamos. Aunque buscar un sitio donde conectarnos resulto ser parte del desafío. La cafetería donde el día anterior no habíamos estado bienvenidos no abría los domingos y el hotel nos quería cobrar 10$ por 100 megabytes. En el restaurante la camarera joven nos susurro la clave para el WIFI de la biblioteca que también estaba cerrada los domingos, pero la señal alcanzaba para conectarse desde afuera.

A pesar de que hayamos encontrado internet no fuimos capases de averiguar mucho mas. En un foro un hombre publicó  su experiencia sobre el BC Rail Grade en motocicleta. Ha tenido que volver cuando llego a una parte que no estaba en condiciones para seguir a causa de la lluvia.  Google Earth confirmaba la existencia del camino, pero imágenes de satélite borrosas dejaban lugar para mucha imaginación. Wikipedia nos informo que el BC Rail Grade originalmente se creo como proyecto de conexión ferrocarril  entre Dease Lake y Prince George, pero que finalmente fue abandonado. La página del parque provincial  nos advertía que por causa de la erosión el parque era inaccesible para vehículos. Pero nuestras bicis se incluyen en su definición de vehículos? No podríamos ir alrededor? El sitio también indicaba que podíamos obtener mapas más precisos en la oficina de Dease Lake y un número de teléfono para mas información sobre la erosión. Así que teníamos que esperar hasta el lunes, cuando las oficinas de los servicios municipales iban a estar abiertas.

Clayton estaba contento de alojarnos una noche más, mientras que Max ya se había puesto en camino por el Cassiar. Compramos comida seca para dos semanas y nos preparamos para salir el día siguiente.

La respuesta en las oficinas de los servicios de BC la mañana siguiente fue corta: “No”. No se producen mapas más detallados, “no”, no existe más información sobre el camino. Intente llamar el teléfono del sitio web, sin suerte, las diferentes opciones que daba el sistema automático de contestación no funcionaban  o directamente me echaban de la línea.  La mujer de los servicios BC, a la cual no se le ocurrió remitirnos a los servicios de parque antes mientras nos veía buscando información sobre el Spatsizi Provincial Park, finalmente nos indico de manera lamentable como llegar a dichos servicios, aunque no pudo esconder su irritación cuando le pedí de por favor repetir su indicación porque no la había entendido.

Cuando salíamos de la oficina me di la vuelta y le pregunte a Joerg: “ Esa mujer, no la hemos visto antes?” Como una impresión “deja-vu” Esa voz de cenicero frio me sonaba…Era la misma mujer de la cafetería del día anterior, que quien sabe por cual razón además  trabaja en esta oficina en la cual “servicio” incluso forma parte del nombre y debería ser una de las principales competencias. Pobres ciudadanos que la tienen que ver todos lados. Hay personajes en este viaje que dejaran su marca, ella será una de esas.

En las oficinas de BC Parks no había nadie pero encontré el número de teléfono del Park Officer.  Cuando llame el contestador decía que el puesto estaba vacante y advertía mandar una aplicación.

Así que con estos trozos de información que sacamos de Dease Lake decidimos ir por lo menos el primer tramo del camino hasta Tatogga Lake. El Lodge Manager no estaba muy optimista, nos hablaba de un puente que se había caído y partes del camino que han sufrido la erosión por donde ni un caballo podría pasar. Hemos oído tantas diferentes historias que decidimos continuar ir hacernos una idea nosotros mismos una vez ahí.

El primer puente estaba perfectamente en condiciones. Unos kilómetros mas adelante el rio destruyo parte del camino. Encontramos una forma de cruzar a pie, pero con dificultad, balanceando sobre troncos que se habían caído. Tomaría como 5 a 6 veces para llevar todo el equipamiento al otro lado. A continuación nos esperaba una incógnita de 500 a 700 km, además de los dos lobos que nos miraban con caras de sorprendidos por ver a dos humanos saliendo del rio. Iba a haber más partes que habrán sufrido erosión? Iba haber otros ríos sin puentes que no nos permitirían cruzar? Teníamos comida suficiente pero nos faltaban mapas detallados. Además nuestras bicicletas no serian lo suficientemente preparadas para ese tipo de camino. Joerg no estaba al 100% motivado pero tampoco me iba dejar hacerlo solo. Si algo pasaría estaríamos muy difícilmente accesibles. Entonces me convenció diciendo: El objetivo es ir a América del sur, y no arriesgarse siendo herido o romper parte de equipamiento que no nos permitiría ni siquiera salir de Canadá! No es necesario de “over-sobrepasarnos” basta con sobrepasarse.

Cuando llegan momentos de difíciles decisiones como estas, por suerte la opción elegida al final casi siempre conlleva algo divertido. Si no hubiéramos dado la vuelta sobre el Cassiar, nunca hubiéramos hecho esta escapada a Stewart, fuera de la carretera principal más hacia el sur.

Siendo un pequeño pueblo con una populación inconstante atraída por el sueño de encontrar oro, al nivel de mar y además como un casi-pueblo-fantasma del Hyder Alaska, Stewart realmente me sedujo. E incluso más aun el camino para llegar ahí, donde agua salía de las grietas de la montaña y los glaciares tienen un color como pálido-azul.

Eso si, los últimos 100 kilómetros sobre el Cassiar no fueron los mas bonitos, pasando por un bosque en regeneración donde señales indican cuando se ha cortado un árbol y cuando se ha resembrado, un intento valiente deas l relaciones publicas de parte de los servicios forales.

El Cassiar detrás de nosotros, ahora es el Yellowhead Highway que nos llevara devuelta más hacia el este. Hay más tráfico comparado con los últimos días que fueron bastante tranquilos. La carretera tiene un olor amargo que no soy capaz de identificar. Cambió el olor dulce de las frutas de bosque y pinos húmedos que conocíamos del Cassiar Highway.

El camino hacia Prince George era relativamente bueno, empujados por un viento cálido y sorprendido por pequeños pueblitos cada 30 a 40km. La capital de British Columbia del norte, con sus 80.000 habitantes, será probablemente la ciudad más grande que cruzar en Canada. Sera un buen momento para cambiar los neumáticos que han sufrido bastante por las carreteras de balasto del norte, y también cambiar la cadena para evitar que se romper la rueda dentada.

Kent y Ginger, nuestros fabulosos Warmshowers anfitriones nos han dado las perfectas condiciones para descansar. Desde Whitehorse solamente descansamos dos días.

Las Montañas rocosas nos esperan, solo unas pocas pedaleadas de Prince George, y serán nuestro acompañante por un buen rato, hasta el sur de los EEUU!

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